No comprendes la importancia de la puntualidad hasta que descubres que en repetidas ocasiones has hecho tarde a la vida. Habría que pedirle disculpas por todas esas veces que dejamos de vivirla.
Anduve a tientas, sin saberte ni notarte, sin buscarte. Sin apenas darme cuenta
Solo el tiempo te sabía. Sin mirarte ni sentirte, aspiraba sin consciencia de ese
aroma impertinente con sabor a indiferencia. Creo que debí mirarte…
parar, escucharte y atenderte. Sentirte mucho antes. Darme cuenta
Darme cuenta de que el verdadero cielo está dentro, solo dentro y nunca fuera.
Que el mejor viaje se da en la cama, cuando duermes, aunque luego ni te acuerdas
que lo realmente importante no es que presente te noten, si no que ausente te sientan.
Llena pues, toda esta mi locura, porque yo soy nadie. Pero nadie con consciencia.
Hazme útil y no importante. Ay si la vejez pudiera y la juventud supiera…
Sabio el anduve que dicta quien si, quien no, quien nunca y quien quizás…, ahora espera…
cierra y aprieta fuerte los ojos, porque aunque no comprendas solo así veras estrellas.
Adiós princesas de bote, Elijo rana de ojos grandes. Un buen sapo no se tienta ni con
el color que esconden tras el cruce de sus piernas. Ciego y estúpido ser que ignorante
agarra el paquete sin mirar ese brillo en los ojos que lo entregan. Tú eres el regalo
y cada mañana mucho más premio…, aunque muy pocos me entiendan. Solo sé que si quieres,
puedes y te atreves, conquista. Porque cierto es que lo que vale… No, no está en venta.